Imatge aèria de la planta potabilitzadora d'AbreraTres en uno. El president de la Generalitat, José Montilla, visitó ayer la depuradora de Abrera (Baix Llobregat) donde en los últimos meses se ha venido trabajando en una triple dirección. Ampliar la capacidad de la propia depuradora, desdoblar el colector de salmuera entre Abrera y la megadepuradora de El Prat e instalar un sistema de desalinización mediante electrodiálisis reversible (EDR, en sus siglas en inglés). De las tres novedades, la que más afectará --para bien-- a los ciudadanos de la comarca y el Barcelonès sur es la EDR. Y es que el agua del Llobregat tendrá, por fin, un buen sabor.
Esta mejora viene fijada por la nueva norma europea de concentración de trihalometanos (THM), unos compuestos químicos volátiles presentes en casi todas las aguas y que pueden ser cancerígenos. Los THM se forman en el proceso de potabilización del agua, cuando el cloro (un halógeno) reacciona con la materia orgánica --suciedad-- que lleva el agua. Ello da lugar a estos compuestos dañinos a largo plazo --como puede serlo el humo de los tubos de escape-- para el ser humano. La sal y el calor favorecen la creación de THM. En el 2003, la Unión Europea redujo el umbral máximo de concentración de THM en el agua de los 150 microgramos por litro hasta los 100. España obtuvo una moratoria que venció el pasado 31 de diciembre. Por esta razón, y justo cuando el calor aún ni ha asomado la nariz, se pone en marcha la planta. Y si el agua pierde sal, el sabor mejora.
ÓSMOSIS INVERSA
Para que la reducción de THM sea efectiva, con todo, falta que se ponga en marcha la planta de ósmosis inversa que Agbar está ultimando en Sant Joan Despí y sobre todo, la desalinizadora de El Prat. La mezcla del agua de mar desalinizada con la del río, también tratada --en Abrera y Sant Joan Despí-- permitirá cumplir con los estándares europeos. La puesta en servicio en el 2011 de la conexión entre Sant Joan Despí y Trinitat, o lo que es lo mismo, entre los depósitos de agua del Llobregat y el Ter, permitirán mejorar, aun más, la calidad del agua del sur metropolitano.
El centro de Abrera mejora también su capacidad, ya que será capaz de tratar hasta cuatro metros cúbicos por segundo, en lugar de los tres actuales. Otra mejora, esta más medioambiental, es la construcción de una planta donde deshidratar los fangos residuales para reducir su peso. Ello permite emplearlos como combustible en cementeras. Finalmente, el colector de salmuera, desdoblado en sus 32 kilómetros hasta casi el mar, permitirá absorber las nuevas aportaciones salinas que se deriven de Abrera y Sant Joan Despí. En concreto, su capacidad pasará a ser de 1.285 litros por segundo.
Montilla aprovechó estas mejoras para recordar las "grandes inversiones" de la Generalitat de cara a garantizar el suministro de agua en todo el territorio, "llueva o no llueva". "Catalunya está ahora más preparada que nunca para hacer frente a la sequía", concluyó el president.
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