Aquesta notícia va ser emesa per el diari "La Vanguardia" avui (10/03/2009).
Los ecologistas piden que el parque gane 1.270 ha. en zonas de prados y cultivos.
El parque natural de Collserola es inminente. Así lo anuncia el Departament de Medi Ambient, que inició hace tres años el proceso para convertir el enclave forestal en un espacio protegido con todas las de la ley. El Govern hará públicos en dos semanas los detalles sobre el decreto que dará forma al parque natural. La negociación con los ayuntamientos por fin ha concluido. Ya están trazadas las fronteras encargadas de levantar las murallas contra el ansia de expansión urbana del área metropolitana. No obstante, el parque no resolverá por sí mismo los conflictos sobre este territorio disputado en el cogollo de la conurbación barcelonesa, ni pondrá fin a las diferencias entre entre los partidarios de su plena conservación y quienes ven aquí un lugar donde liberar las estrecheces urbanísticas y el emplazamiento ideal para nuevos servicios e infraestructuras. El parque tendrá muchos agujeros en su interior. Será como un queso emmental: un traje a medida para contentar a todos los municipios.
Medi Ambient se incorporará antes de finales de mes al consorcio del parque de Collserola - integrado por los ayuntamientos y la Diputación-,de manera que inmediatamente el Govern aprobará el decreto y lo someterá a información pública. Estos pasos deben ser el epílogo del largo proceso negociador.
La necesidad de proteger Collserola se debe sobre todo a que esta zona se ha convertido los últimos años en una isla verde, con un cinturón gris - los municipios-que aprieta cada vez más. Collserola se salvó como espacio forestal gracias al Plan General Metropolitano de 1976, pero se ha ido transformando en un reducto sitiado y rodeado de construcciones, pero cuarteado y sin conexión con los llanos del Vallès. Muchos municipios han ido arañando territorio con excusas diversas, porque en muchas ocasiones esta vía de expansión era la única manera de romper su encorsetamiento urbano.
Collserola tiene diversas figuras de protección, pero no es parque natural. Ése es su pecado original. Su protección actual se circunscribe a los espacios de bosque, mientras que muchas tierras agrícolas exteriores, sobre todo en la vertiente del Vallès, están clasificadas como zonas urbanizables o de equipamientos. Y son estas zonas las que sufren mayor presión urbanística. Los terrenos agrícolas y ambientes no forestales atesoran un gran valor natural, y el funcionamiento de un parque natural depende de esta biodiversidad externa, si no se quiere acabar confinando las especies del bosque en un gueto.
El pacto entre Medi Ambient y los ayuntamientos se ha alcanzado tras unas conversaciones en las que se pactado "metro a metro" la frontera del parque. Uno de los asuntos más polémicos ha sido configuración del posible trazado de los nuevos túneles (central y de Horta) previstos en el Plan General Metropolitano de 1976; o cómo regular los agujeros sin protección en su interior.
El elemento que ha desbloqueado la negociación ha sido el reconocimiento de un régimen especial de los denominados espacios periurbanos de regulación especial (EPRE), zonas excluidas de la protección que continuarán salpicando el interior del parque (edificaciones, equipamientos, ejes viarios...). El pacto consolidará lugares del parque con una presencia ya muy signifitiva de viviendas, así como zonas en que se desarrollarán nuevos equipamientos públicos y espacios libres que hagan de enlace entre los municipios y el parque para mejorar los accesos.
Espacios en Vallvidrera, Les Planes o el barrio de Cal Notari, en Barcelona, son algunos de los ejemplos. De hecho, se ha previsto que el decreto hará una delimitación aproximada de esos espacios de regulación especial y sobre ellos podrán aprobarse planes para crear instalaciones docentes, sanitarias, culturales, deportivos y otros equipamientos. No obstante, en la vertiente de Sant Cugat, el Ayuntamiento ha pactado que la zona de Torre Negra se incorpore al parque.
La creación del parque dará un reconocimiento ambiental a Collserola - en donde viven especies de gran interés ecológico-,que hasta ahora ha tenido una protección sólo desde la planificación urbanística. Sin embargo, al centrar la protección en los valores naturales se producirá un cambio de perspectiva. "Vamos a pasar de poner límites a un parque a centrar el enfoque en la idea de que hay que poner un límite al crecimiento de la ciudad", dice Manel Cunill, director de la Liga par la Defensa del Patrimonio Natural (DEPANA). El parque obligará a planificar y ordenar las actividades y a restringir los usos que puedan dañar su conservación.
Depana propone ampliar el parque en 1.270 has (hasta sumar 8.827 ha). Los ecologistas piden descatalogar las zonas residenciales dentro de Collserola y crear nuevos conectores de alto valor ecológico (espacios fluviales, prados...) La falta de un plan territorial de conectividad ecológica de la región para que el parque se una con Sant Llorenç y otras zonas naturales es uno de los lastres del parque, según personas que ayudado a impulsarlo.
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